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Bosque atlántico en Paraguay amenazado por la deforestación y el narcotráfico



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La tala ilegal y las plantaciones de marihuana están amenazando la Reserva San Rafael, uno de los mayores fragmentos del Bosque Atlántico y baluarte medioambiental de Paraguay, que se ha convertido en una "tierra de nadie", gracias a la deforestación y a la inacción de las autoridades.

Organizaciones ecologistas adscritas a la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN) lanzaron este miércoles un grito de alarma para contener esa deforestación, con un llamamiento especial al Estado para que acelere el proceso hacía la declaración de Parque Nacional.

Tala indiscriminada y carbón

En el escrito se denuncia que en los últimos meses se han recrudecido en la Reserva la tala indiscriminada y la fabricación de carbón vegetal a gran escala, actos ilegales que atentan contra la biodiversidad de San Rafael, unas 73.000 hectáreas que acogen a unas 400 especies de aves.

Los ambientalistas reseñan además un aumento de la deforestación a causa de los grandes cultivos de marihuana implantados por las mafias del narcotráfico de esa zona, repartida entre los departamentos de Caazapá y de Itapúa (fronterizo con Argentina).

Ello pese a la vigencia de la ley de deforestación cero, que prohíbe la tala de árboles en la región oriental de Paraguay.

Se denuncia además que esas redes “actúan con mayor agresividad, amenazando” y “poniendo en peligro la vida y la integridad física de las personas que trabajan en el área” y de quienes denuncian esos “crímenes contra la naturaleza”.
Los firmantes denuncian a su vez que el área está invadida por “supuestos campesinos sin tierras” y sin que se respete la prohibición de actividades de transformación que corresponde a un área silvestre protegida.

También señalan que desde hace 27 años vienen formulando esas denuncias a las instituciones pertinentes que, en la mayoría de los casos, no han tenido “respuesta sólida por parte de las autoridades responsables”.

Falta de actuaciones por parte de las autoridades

Alicia Eisenkölb, de la Asociación Pro Cordillera San Rafael, dijo a Efe que en 1992 se dio un paso hacía la protección del territorio con la declaración de Reserva para Parque Nacional.

A ello debía de haber seguido la compra o expropiación de los terrenos que están en manos privadas y la declaración de Parque Nacional, pero a día de hoy se mantiene la situación transitoria.

En ese sentido, Eisenkölb habló de una inacción por parte del Estado, dentro de una inexistente cultura ambiental entre las instituciones y autoridades.

Si bien no cree que la declaración de Parque Nacional será una panacea, Eisenkölb consideró que “lo más importante es que se convierta en Parque Nacional o se va a perder toda la biodiversidad y masa boscosa”.

Y recordó que la Reserva es una de las áreas de carga del Acuífero Guaraní, uno de los reservorios de agua dulce más importantes del mundo, además de hogar de comunidades Mbya Guaraní, que en su idioma ancestral se refieren al lugar como Tekoha Guasu (Casa Grande).
Por su parte, José Luis Cartes, de la organización ambientalista Güyrá Paraguay, consideró urgente que las autoridades definan cuanto antes la situación jurídica de la Reserva para poner coto a la degradación que viene sufriendo.

“Aunque se declaré Parque Nacional será necesaria la presencia del Estado porque se requiere una fiscalización e intervención”, dijo Cartes a Efe.

Depredación de recursos naturales

Ambos activistas incidieron en la impunidad con la que actúan en la Reserva las “redes criminales ambientales”, tanto las dedicadas a la tala ilegal como al cultivo de marihuana, producto del que Paraguay es el mayor productor de Sudamérica.

En ese sentido, Cartes se refirió al área como una “tierra de nadie” en la que conviven esos elementos junto a las comunidades indígenas y propietarios de tierras, dentro de una figura de estado transitorio como es el de Reserva para Parque Nacional.

En su comunicado, el Comité Paraguayo de la UICN responsabiliza a las “autoridades nacionales de la depredación de los recursos naturales del último y más extenso remanente del Bosque Atlántico”, que se extiende entre Paraguay, Argentina y Brasil. EFEverde

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