En Hungría un equipo de investigadores ha desarrollado una innovadora forma de reducir el problema de las emisiones de CO2 a la atmósfera mediante la plantación de árboles esmeralda: un híbrido cuya fotosíntesis es de tipo C4, que transforma el gas de efecto invernadero en un fertilizante natural a través de la fotosíntesis. La llamada agricultura del carbono forma parte de la revolución agroforestal del siglo XXI y es el resultado del trabajo de investigación en I+D del profesor József Steier y su equipo. "Un bosque tradicional, de roble, por ejemplo, tarda en reproducirse entre 60 y 100 años. Nuestra plantación puede cosecharse tres o cuatro veces en 30 años.", explica József Steier. Gracias a este híbrido y a una sofisticada tecnología de ahorro en el consumo de agua de riego, en solo 6 años se han logrado árboles de hasta 54 cm de diámetro y 6 metros de altura. Este bosque, ejemplo de un cultivo agroforestal sostenible, ayuda en la lucha contra el cambio climático el
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