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Los territorios indígenas y áreas protegidas amazónicas degradadas emiten carbono antes no detectado

EFE

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  • “Para salvar la Amazonía, los territorios indígenas deben permanecer protegidos”.

Los territorios indígenas y las áreas naturales protegidas de la Amazonía emiten "cantidades de carbono anteriormente no detectadas", aunque sus emisiones netas son "muy bajas", algo que "no sucede con las tierras bajo otras formas de gestión en nueve naciones amazónicas".

Así lo pone de manifiesto un artículo publicado este lunes en la revista científica ‘Proceedings of the National Academy of Science’, donde los investigadores han medido las emisiones de carbono causadas por la degradación y perturbación de los bosques amazónicos, en lugar de calcular “únicamente la deforestación para medir las emisiones forestales”.

Emisiones de carbono por la degradación de bosques amazónicos

Los científicos han descubierto que el crecimiento forestal “ayudó a los territorios indígenas a mostrar la menor pérdida neta de carbono” y que “el 90 % de las emisiones netas provienen de las tierras no protegidas”.

Juntos, los territorios indígenas y las áreas protegidas “cubren el 52 % de la Amazonía y almacenan el 52 % del carbono”, recoge el estudio.
La investigación apunta que estas tierras están “cada vez más expuestas a actividades ilegales y a las crecientes debilidades en el estado de derecho”, una situación que “pone en peligro su papel en la protección de paisajes vulnerables”.

El científico del Centro de Investigación ‘Woods Hole’ de Massachusetts, Wayne Walker, autor principal del estudio, asegura que los bosques administrados por pueblos indígenas y comunidades locales “continúan teniendo mejores resultados en la mitigación de emisiones de carbono que las tierras que carecen de protección”.

A pesar de que “casi el 90 % de los territorios indígenas amazónicos poseen alguna forma de reconocimiento legal”, los autores apuntan que “las concesiones gubernamentales para la extracción de petróleo y minería se superponen a casi una cuarta parte de todas las tierras territoriales reconocidas”, lo que “aumenta sustancialmente su vulnerabilidad a los impactos adversos”.

Protección ambiental

Tuntiak Katan, coautor de la investigación y vicecoordinador de la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, afirma que “los Gobiernos están debilitando las protecciones ambientales, violando derechos indígenas existentes y alentando la impunidad de los infractores”.

“La situación está poniendo en riesgo la existencia de nuestros pueblos y territorios, que contienen los bosques más densos en carbono del mundo”, añade Katan.
El estudio sugiere que durante el período que abarca entre 2003 y 2006, la región amazónica fue “una fuente neta de carbono a la atmósfera” que liberó “alrededor de 1.290 millones de toneladas de carbono”, al considerar tanto las pérdidas como las ganancias.

Así, las trayectorias de pérdida de carbono de 2003 a 2006 “muestran aumentos entre 2012 y 2016 para todos los países y categorías de tierras, especialmente las situadas fuera de los territorios indígenas y las áreas naturales protegidas”.

Pérdida neta de carbono

Los territorios indígenas, recalca el artículo, tuvieron la “menor pérdida” neta de carbono, -0,1 %; la de las áreas naturales protegidas fue de -0,6 % y la pérdida neta en las “otras tierras” se situó en -3,6 %.

Según los autores, el crecimiento continuo de los bosques en las zonas indígenas ha permitido que estas tierras “compensen las emisiones de la degradación y la perturbación”.

Sin embargo, el 47 % de la pérdida total de carbono para la región en su conjunto se atribuyó a la degradación y perturbación.

Servicios del ecosistema

Según la directora científica de la Fundación EcoCiencia de Ecuador, Carmen Josse, se trata de un “hallazgo preocupante” por “la importancia que los bosques tropicales tienen para proporcionar servicios ecosistémicos a nivel mundial, más allá de su función de capturar y almacenar carbono”.

“Los territorios indígenas protegidos han reducido la deforestación y la degradación de los bosques en la selva amazónica durante las dos últimas décadas, y continúan siendo un amortiguador efectivo contra el reciente aumento de la deforestación”, explica el director de Política Forestal Tropical en el Fondo de Defensa Ambiental, Steve Schwartzman.
En su opinión, “para salvar la Amazonía, los territorios indígenas deben permanecer protegidos”.

Las “otras tierras”, aquellas fuera de los territorios indígenas y de las áreas naturales protegidas, “representaron aproximadamente el 70 % de las pérdidas totales de carbono y casi el 90 % del cambio neto (de uso de suelo), en menos de la mitad de la superficie del área total”, recoge la investigación.

Zonas indígenas y áreas naturales protegidas

Por el contrario, las zonas indígenas y las naturales protegidas “representaron en más de la mitad del área de tierra sólo el 10 % del cambio neto, con el 86 % de las pérdidas de carbono en esas tierras, compensadas por las ganancias a través del crecimiento forestal”.

Así, “hubo una diferencia de nueve veces en la pérdida neta de carbono fuera de los lugares indígenas y las áreas naturales protegidas (1.160 millones de toneladas de carbono) en comparación con el interior (130 millones de toneladas de carbono)”.

En el estudio han participado científicos, expertos en políticas y líderes indígenas reunidos en un consorcio conformado por el Centro de Investigación ‘Woods Hole’, la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica y el Fondo de Defensa Ambiental. EFEverde

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