Biólogos del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) han hallado grandes colonias de coral centenarias e incluso milenarias y ecosistemas bentónicos muy densos y diversos a 1.100 metros de profundidad en el 'cañón de Blanes', en la costa gerundense.
El ICM-CSIC ha hecho públicos este miércoles los primeros resultados de la campaña ABRIC, que explora los fondos de corales profundos descubiertos en el cañón de Blanes, y ha desvelado imágenes captadas con robots submarinos que han revelado estas grandes colonias de coral, inéditas a esa profundidad.
El proyecto ABRIC, liderado por el geólogo marino Pere Puig, también estudia el efecto de la pesca de arrastre en el fondo marino y quiere ayudar a establecer medidas para compatibilizar la pesca con la preservación de estos ecosistemas.
En sus paredes han descubierto grandes colonias de corales profundos de agua fría, que viven a temperaturas de unos 13ºC y son un oasis de biodiversidad, refugio de muchos peces y crustáceos juveniles, con numerosas especies de coral y gorgonias asociadas, algunas protegidas y en peligro de extinción.
Aunque en 2017, durante un proyecto previo del ICM-CSIC para estudiar el efecto de la pesca de arrastre en los sedimentos marinos profundos, Puig descubrió en el cañón de Blanes algunas colonias de corales, ahora los científicos han explorado la zona a bordo del buque oceanográfico del CSIC Sarmiento de Gamboa.
Desde mediados de febrero, los científicos han explorado varias zonas del cañón utilizando dos robots submarinos operados por control remoto: el ROV Liropus, del Instituto Español de Oceanografía (IEO), y el ROV Ariane, del Institut Français de Recherche pour l’Exploitation de la Mer (IFREMER).
“A 1.000 metros de profundidad observamos arrecifes de ostras Neopycnodonte zibrowii, que muy raramente se pueden ver vivas”, ha destacado el biólogo.
Los científicos han visto también corales que se han asentado y están creciendo sobre antiguas líneas de palangre que quedaron enganchadas y abandonadas en las paredes del cañón.
Para confirmar este extremo, han instalado cinco anclajes con instrumentos oceanográficos en diferentes lugares del cañón, que registrarán durante cuatro meses la dinámica sedimentaria alrededor de estas comunidades: correntómetros, para registrar las corrientes marinas; trampas para recoger los sedimentos que caen; y turbidímetros para analizar la turbidez del agua.
Las trampas de sedimento tienen compartimentos de apertura y cierre automatizados, para recoger cada semana, de forma separada, la ‘lluvia’ de sedimento y saber así las diferencias entre semanas, y entre períodos de veda y de actividad de pesca. EFEverde
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El ICM-CSIC ha hecho públicos este miércoles los primeros resultados de la campaña ABRIC, que explora los fondos de corales profundos descubiertos en el cañón de Blanes, y ha desvelado imágenes captadas con robots submarinos que han revelado estas grandes colonias de coral, inéditas a esa profundidad.
El proyecto ABRIC, liderado por el geólogo marino Pere Puig, también estudia el efecto de la pesca de arrastre en el fondo marino y quiere ayudar a establecer medidas para compatibilizar la pesca con la preservación de estos ecosistemas.
El cañón de Blanes, a unos 5 kilómetros de la costa, es como un valle en el fondo marino, de unos 60 kilómetros de largo y medio kilómetro de ancho, con paredes verticales y abovedadas, que desciende hasta los 2.300 metros de profundidad.
Aunque en 2017, durante un proyecto previo del ICM-CSIC para estudiar el efecto de la pesca de arrastre en los sedimentos marinos profundos, Puig descubrió en el cañón de Blanes algunas colonias de corales, ahora los científicos han explorado la zona a bordo del buque oceanográfico del CSIC Sarmiento de Gamboa.
Desde mediados de febrero, los científicos han explorado varias zonas del cañón utilizando dos robots submarinos operados por control remoto: el ROV Liropus, del Instituto Español de Oceanografía (IEO), y el ROV Ariane, del Institut Français de Recherche pour l’Exploitation de la Mer (IFREMER).
“Ha sido una grata sorpresa descubrir que en el cañón de Blanes hay muchos ambientes con comunidades bentónicas muy bien desarrolladas y estructuradas, con especies muy diferentes”, ha resaltado Puig.“En comparación con otros cañones del Mediterráneo, el de Blanes tiene muchas fallas y fracturas, que han generado ambientes con paredes verticales, terrazas y afloramientos rocosos, donde se asientan los corales, y es lo que probablemente ha permitido la formación de enclaves con comunidades muy diferentes”, según Puig.
“Hemos encontrado colonias de corales muy densas, de tamaños diferentes, la mayoría grandes, pero también colonias de pequeñas dimensiones. Esto último es buena señal, porque quiere decir que las comunidades siguen creciendo y expandiéndose”, ha subrayado el geólogo marino.El biólogo del ICM Jordi Grinyó ha reconocido que les ha sorprendido ver “zonas dominadas por corales que forman arrecifes, otras dominadas por corales negros o gorgonias, algunas consideradas una especie rara pero que aquí es muy abundante”.
“A 1.000 metros de profundidad observamos arrecifes de ostras Neopycnodonte zibrowii, que muy raramente se pueden ver vivas”, ha destacado el biólogo.
Los científicos han visto también corales que se han asentado y están creciendo sobre antiguas líneas de palangre que quedaron enganchadas y abandonadas en las paredes del cañón.
Los científicos están sorprendidos por el buen estado de estas comunidades, a pesar de la cercanía de los caladeros de pesca, a pocos centenares de metros, y apuntan que las paredes abovedadas del cañón pueden haber ofrecido protección frente a la caída de sedimentos.
Las trampas de sedimento tienen compartimentos de apertura y cierre automatizados, para recoger cada semana, de forma separada, la ‘lluvia’ de sedimento y saber así las diferencias entre semanas, y entre períodos de veda y de actividad de pesca. EFEverde
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