Reuters
FOTO DE ARCHIVO: Un iceberg a la deriva cerca del Canal Lemaire, en la Antártida, el 5 de febrero de 2020. REUTERS/Ueslei Marcelino
LONDRES, 20 may (Reuters) - La Antártida evoca la estampa de un desierto blanco sin fin, pero la proliferación de algas está dando a partes del continente helado un tinte cada vez más verde.
El aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático está ayudando a la formación y la propagación de la “nieve verde”, que se está volviendo tan abundante en algunos lugares que incluso es visible desde el espacio, según una nueva investigación publicada el miércoles.
Si bien la presencia de algas en la Antártida fue advertida hace mucho tiempo por diversas expediciones, como la realizada por el británico Ernest Shackleton, se desconocía su extensión total.
Ahora, utilizando los datos recogidos durante dos años por el satélite Sentinel 2 de la Agencia Espacial Europea junto con observaciones sobre el terreno, un equipo de investigación de la Universidad de Cambridge y el British Antarctic Survey han creado el primer mapa de las floraciones de algas en la costa de la Península Antártica.
“Ahora contamos con una referencia de dónde están las floraciones de algas y podemos comprobar si comenzarán a aumentar en el futuro como sugieren los modelos”, dijo a Reuters Matt Davey, del Departamento de Ciencias Vegetales de la Universidad de Cambridge.
Musgos y líquenes están considerados los organismos fotosintéticos dominantes en la Antártida, pero el nuevo mapeo encontró 1.679 floraciones separadas de algas que constituyen un componente clave en la capacidad del continente para capturar el dióxido de carbono de la atmósfera.
FOTO DE ARCHIVO: Un iceberg a la deriva cerca del Canal Lemaire, en la Antártida, el 5 de febrero de 2020. REUTERS/Ueslei Marcelino
LONDRES, 20 may (Reuters) - La Antártida evoca la estampa de un desierto blanco sin fin, pero la proliferación de algas está dando a partes del continente helado un tinte cada vez más verde.
El aumento de las temperaturas provocado por el cambio climático está ayudando a la formación y la propagación de la “nieve verde”, que se está volviendo tan abundante en algunos lugares que incluso es visible desde el espacio, según una nueva investigación publicada el miércoles.
Si bien la presencia de algas en la Antártida fue advertida hace mucho tiempo por diversas expediciones, como la realizada por el británico Ernest Shackleton, se desconocía su extensión total.
Ahora, utilizando los datos recogidos durante dos años por el satélite Sentinel 2 de la Agencia Espacial Europea junto con observaciones sobre el terreno, un equipo de investigación de la Universidad de Cambridge y el British Antarctic Survey han creado el primer mapa de las floraciones de algas en la costa de la Península Antártica.
“Ahora contamos con una referencia de dónde están las floraciones de algas y podemos comprobar si comenzarán a aumentar en el futuro como sugieren los modelos”, dijo a Reuters Matt Davey, del Departamento de Ciencias Vegetales de la Universidad de Cambridge.
Musgos y líquenes están considerados los organismos fotosintéticos dominantes en la Antártida, pero el nuevo mapeo encontró 1.679 floraciones separadas de algas que constituyen un componente clave en la capacidad del continente para capturar el dióxido de carbono de la atmósfera.
“Las floraciones de algas en la Antártida equivalen a aproximadamente la cantidad de carbono que se emite de media en 875.000 viajes de automóviles con motores de gasolina en el Reino Unido”, dijo Davey. “Parece mucho, pero en términos del presupuesto de carbono mundial es insignificante.”
“Fija el carbono de la atmósfera, pero no hará ninguna mella en la cantidad de dióxido de carbono que se está emitiendo en este momento.”
El verde no es la única mancha de color en la Antártida. Los investigadores están planeando llevar a cabo estudios similares sobre las algas rojas y naranjas, aunque resultan más difícil de cartografiar desde el espacio.
Información de Martyn Herman desde Londres; editado por Matthew Lewis; traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdansk