Una gran colisión ocurrida hace 4.000 millones de años sería la causante de que gran parte del manto del planeta se desprendiera.
Un estudio dirigido por astrónomos estadounidenses y publicado el pasado 23 de marzo en la revista The Planetary Sciencie Journal, sugiere que Mercurio tuvo alguna vez un gran manto de silicato que fue eliminado por un impacto gigante en los inicios del sistema solar.
Los investigadores han centrado su estudio "en una clase separada de modelos posformacionales", que suponen que Mercurio se conglomeró inicialmente con una composición elemental rocosa, similar a la de los otros planetas de nuestro sistema solar. Posteriormente, el manto de silicato se despojó a causa de un impacto gigante que ocurrió hace unos 4.000 millones de años.
Este impacto podría explicar el gran contenido de hierro del núcleo del planeta, que representa más del 80 % de su radio (el de la Tierra constituye el 50 %).
Los científicos, Christopher Spalding, de la Universidad de Yale, y Fred Adams, de la de Michigan, atribuyen al viento solar el hecho de que el material desprendido por la colisión se arrastrara hacia el espacio exterior y Mercurio perdiera así definitivamente parte de su manto.
Para probar esta hipótesis, construyeron un modelo en el que las partículas de un manto de silicato de un centímetro de grosor, expulsadas de Mercurio, se movían en una "órbita heliocéntrica kepleriana" al verse afectadas por una corriente de viento estelar del Sol joven, que era de 10 a 100 veces más intenso que el actual.
"Hemos demostrado que el arrastre asociado con el viento temprano del Sol fue probablemente suficiente para causar la migración orbital de partículas de un centímetro en escalas de tiempo", reza el estudio.
RT
Los investigadores han centrado su estudio "en una clase separada de modelos posformacionales", que suponen que Mercurio se conglomeró inicialmente con una composición elemental rocosa, similar a la de los otros planetas de nuestro sistema solar. Posteriormente, el manto de silicato se despojó a causa de un impacto gigante que ocurrió hace unos 4.000 millones de años.
Este impacto podría explicar el gran contenido de hierro del núcleo del planeta, que representa más del 80 % de su radio (el de la Tierra constituye el 50 %).
Para probar esta hipótesis, construyeron un modelo en el que las partículas de un manto de silicato de un centímetro de grosor, expulsadas de Mercurio, se movían en una "órbita heliocéntrica kepleriana" al verse afectadas por una corriente de viento estelar del Sol joven, que era de 10 a 100 veces más intenso que el actual.
"Hemos demostrado que el arrastre asociado con el viento temprano del Sol fue probablemente suficiente para causar la migración orbital de partículas de un centímetro en escalas de tiempo", reza el estudio.
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