La montaña rusa de la hidroxicloroquina continúa su accidentado camino. El estudio científico en el que se basó la Organización Mundial de la Salud para suspender los ensayos clínicos con este medicamento antipalúdico como tratamiento contra el COVID-19 ha sido retirado por la revista científica The Lancet, después de que sus autores se hayan retractado.
Esta semana la revista tuvo que emitir una "expresión de dudas sustantivas", reconociendo dudas sobre la base de datos utilizada, que al parecer presenta serios defectos de forma y contenido.
Finalmente los autores han escrito a The Lancet diciendo que no podían garantizar la fiabilidad de los datos en los que se basa el estudio porque la empresa que creó la base de datos rechaza darles acceso.
La "expresión de dudas" un término utilizado por las revistas científicas, fue motivo suficiente para que la OMS decidiera retomar los ensayos clínicos que había suspendido temporalmente tras publicarse el estudio.
El estudio en cuestión llegaba a la conclusión de que la hidroxicloroquina no es beneficiosa para los pacientes hospitalizados de Covid-19 e incluso puede ser perjudicial.
El artículo científico ha tenido un impacto y repercusiones mundiales dramáticas, entre ellas el hecho de haber presionado a la OMS (Organización Mundial de la Salud) para que suspendiera los ensayos clínicos de la hidroxicloroquina contra el Covid-19. Francia también decidió prohibir este tratamiento que ha estado en el centro de la polémica desde que se propuso como tratamiento.
Por su parte el New England Journal of Medicine también ha tenido que retirar un artículo sobre medicamentos para la presión sanguínea que utilizaba la misma base de datos.
Ahora todas las miradas están puestas en la empresa de Chicago Surgisphere Corp. que creó esta gigantesca base de datos y no permite acceder a ella y a la metodología utilizada.
Los dos estudios fueron dirigidos por el doctor Mandeep Mehra del Hospital Brigham y Women's de Boston, y entre los autores se encuentra Desai Sapan, fundador de Surgisphere, que es el único de los cuatro actores que no firmó la retractación.
Los especialistas explican que el estudio sobre la hidroxicloroquina se volvió tan influyente entre la comunidad científica y las autoridades por el tamaño de la muestra.
Sin embargo los expertos han mirado la base de datos con lupa y han encontrado importantes problemas.
Surgisphere rechaza compartirla alegando problemas con la cláusula de confidencialidad que acordó con los pacientes.
Enumeraban una larga lista de cuestiones problemáticas, desde incoherencias en las dosis administradas en algunos países hasta cuestiones éticas relativas a la recopilación de información y la negativa de los autores a dar acceso a los datos en bruto.
En su publicación del martes reconociendo "dudas sustantivas" sobre el estudio, The Lancet recordaba que habían "solicitado una auditoría independiente sobre la procedencia y la validez de los datos realizada por autores que no sean de Surgisphere y está en marcha, con resultados que se esperan en breve". Sin embargo poco importa ahora la auditoria, después de que los autores se hayan retractado, si no es para defender la solvencia de Surgisphere.
Antes de la controversia sobre este estudio, otros estudios de menor escala habían llegado a la misma conclusión que éste, sin que su metodología fuera criticada.
El más importante de ellos es el investigador francés Didier Raoult, que fue uno de los primeros en defender el tratamiento con hidroxicloroquina y antibiótico para el COVID-19.
_"El castillo de naipes se está derrumbando", tuiteó el miércoles sobre la nota de The Lancet, después de llamar al estudio "defectuoso" y afirmar que fue realizado por "truhanes".
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Este fármaco ha sido objeto de controversia desde el principio de su uso contra el coronavirus.
Parte de la comunidad científica criticó a Raoult y sus métodos, después de que anunciara que el tratamiento era efectivo con gran pompa, en base a una muestra de pacientes demasiado pequeña para los estándares científicos.
Luego el Presidente Donald Trump la promovió repetidamente e incluso anunció que la tomaba él mismo a pesar de que no hay pruebas claras de que sea seguro o eficaz para prevenir o tratar la infección por coronavirus.
Para muchos, especialmente en Francia donde se ha generado un acalorado debate, detrás de los esfuerzos por desechar la cloroquina como tratamiento estarían los intereses de la industria farmacéutica, que no querría que se extienda un tratamiento barato y disponible inmediatamente. El profesor Didier Raoult no duda en sugerir esta hipótesis.
La hidroxicloroquina está a menudo en el centro de algunas de las teorías conspirativas que circulan por las redes.
Francia, cuyo presidente Emmanuel Macron llegó a visitar al profesor Raoult personalmente, y otros países, como Italia, Egipto, Túnez, Colombia, Chile, El Salvador, Cabo Verde, Albania y Bosnia y Herzegovina, han suspendido la prescripción de HCQ a los pacientes de Covid-19. Sin embargo, en Italia todavía es posible administrarlo en ensayos clínicos.
Por su parte, Hungría ya no utiliza la molécula "para nuevos pacientes", mientras que continúa el tratamiento de "los que ya habían empezado a tomarla", según un portavoz del gobierno.
Algunos países ya habían dejado de recetar HCQ a los pacientes de Covid-19 antes del estudio. Suecia, que lo utilizaba en el hospital para tratar formas graves de la enfermedad, lo dejó a finales de abril después de que la Agencia Europea de Medicamentos recomendara que se utilizara sólo en ensayos clínicos.
El Gobierno de Alemania también considera que "los estudios actuales no permiten el tratamiento rutinario de los pacientes con Covid-19 con cloroquina o hidroxicloroquina en la actualidad, fuera de los ensayos clínicos".
Muchos países, por el contrario, elogian la eficacia de la hidroxicloroquina y no desean prescindir de ella.
Es el caso del Brasil, Argelia, Marruecos, Turquía, Jordania, Tailandia, Rumania, Portugal, Kenya, el Senegal, el Chad y el Congo-Brazzaville.
Rusia, Bahrein, Omán y los Emiratos Árabes Unidos tampoco han suspendido su uso por el momento. En el Irán, los mensajes recientes publicados en las redes sociales por los pacientes muestran que la molécula sigue prescribiéndose allí.
La India y Venezuela siguen utilizando la hidroxicloroquina con fines profilácticos (preventivos). Las autoridades sanitarias de la India afirman haber detectado "ningún efecto secundario importante".
Por su parte, Cuba sigue utilizando el HCQ, pero revisará sus protocolos para introducir precauciones adicionales.
En los Estados Unidos, la hidroxicloroquina sólo puede administrarse en principio a los pacientes de Covid-19 que se encuentran en el hospital, pero la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) advirtió ya en abril sobre el riesgo de arritmia cardíaca. El Presidente Donald Trump, un firme partidario de la molécula, aseguró que la estaba tomando diariamente como medida preventiva, antes de anunciar poco después de la publicación del estudio de Lancet que había dejado de tomarla.
Sin embargo, la Casa Blanca anunció el domingo que dos millones de dosis de hidroxicloroquina serían enviadas a Brasil para combatir el cornavirus.
En China, la cuna de la pandemia, el HCQ se sigue utilizando sólo en ensayos clínicos, pero su eficacia, considerada prometedora a principios de febrero por la Universidad de Wuhan, está siendo cuestionada por un renombrado hospital de Shanghai.
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The Lancet
Esta semana la revista tuvo que emitir una "expresión de dudas sustantivas", reconociendo dudas sobre la base de datos utilizada, que al parecer presenta serios defectos de forma y contenido.
Finalmente los autores han escrito a The Lancet diciendo que no podían garantizar la fiabilidad de los datos en los que se basa el estudio porque la empresa que creó la base de datos rechaza darles acceso.
La "expresión de dudas" un término utilizado por las revistas científicas, fue motivo suficiente para que la OMS decidiera retomar los ensayos clínicos que había suspendido temporalmente tras publicarse el estudio.
El estudio en cuestión llegaba a la conclusión de que la hidroxicloroquina no es beneficiosa para los pacientes hospitalizados de Covid-19 e incluso puede ser perjudicial.
El artículo científico ha tenido un impacto y repercusiones mundiales dramáticas, entre ellas el hecho de haber presionado a la OMS (Organización Mundial de la Salud) para que suspendiera los ensayos clínicos de la hidroxicloroquina contra el Covid-19. Francia también decidió prohibir este tratamiento que ha estado en el centro de la polémica desde que se propuso como tratamiento.
¿Una base de datos con poca base?
Publicado el 22 de mayo en The Lancet, el estudio se basaba en los datos de 96.000 pacientes hospitalizados entre diciembre y abril en 671 hospitales, y comparaba la condición de los que recibieron el tratamiento con la de los pacientes que no lo recibieron.Por su parte el New England Journal of Medicine también ha tenido que retirar un artículo sobre medicamentos para la presión sanguínea que utilizaba la misma base de datos.
Ahora todas las miradas están puestas en la empresa de Chicago Surgisphere Corp. que creó esta gigantesca base de datos y no permite acceder a ella y a la metodología utilizada.
Los dos estudios fueron dirigidos por el doctor Mandeep Mehra del Hospital Brigham y Women's de Boston, y entre los autores se encuentra Desai Sapan, fundador de Surgisphere, que es el único de los cuatro actores que no firmó la retractación.
Los especialistas explican que el estudio sobre la hidroxicloroquina se volvió tan influyente entre la comunidad científica y las autoridades por el tamaño de la muestra.
Sin embargo los expertos han mirado la base de datos con lupa y han encontrado importantes problemas.
Surgisphere rechaza compartirla alegando problemas con la cláusula de confidencialidad que acordó con los pacientes.
Un estudio demasiado influyente
En una carta abierta publicada el 28 de mayo, docenas de científicos de todo el mundo subrayaron que el estudio de Lancet planteaba "preocupaciones tanto metodológicas como de integridad de los datos".Enumeraban una larga lista de cuestiones problemáticas, desde incoherencias en las dosis administradas en algunos países hasta cuestiones éticas relativas a la recopilación de información y la negativa de los autores a dar acceso a los datos en bruto.
En su publicación del martes reconociendo "dudas sustantivas" sobre el estudio, The Lancet recordaba que habían "solicitado una auditoría independiente sobre la procedencia y la validez de los datos realizada por autores que no sean de Surgisphere y está en marcha, con resultados que se esperan en breve". Sin embargo poco importa ahora la auditoria, después de que los autores se hayan retractado, si no es para defender la solvencia de Surgisphere.
Antes de la controversia sobre este estudio, otros estudios de menor escala habían llegado a la misma conclusión que éste, sin que su metodología fuera criticada.
Y estalló el #LancetGate
El estudio de Lancet también ha sido atacado virulentamente por los defensores de la hidroxicloroquina, a menudo con la etiqueta #LancetGate en las redes sociales.El más importante de ellos es el investigador francés Didier Raoult, que fue uno de los primeros en defender el tratamiento con hidroxicloroquina y antibiótico para el COVID-19.
_"El castillo de naipes se está derrumbando", tuiteó el miércoles sobre la nota de The Lancet, después de llamar al estudio "defectuoso" y afirmar que fue realizado por "truhanes".
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Este fármaco ha sido objeto de controversia desde el principio de su uso contra el coronavirus.
Parte de la comunidad científica criticó a Raoult y sus métodos, después de que anunciara que el tratamiento era efectivo con gran pompa, en base a una muestra de pacientes demasiado pequeña para los estándares científicos.
Luego el Presidente Donald Trump la promovió repetidamente e incluso anunció que la tomaba él mismo a pesar de que no hay pruebas claras de que sea seguro o eficaz para prevenir o tratar la infección por coronavirus.
Para muchos, especialmente en Francia donde se ha generado un acalorado debate, detrás de los esfuerzos por desechar la cloroquina como tratamiento estarían los intereses de la industria farmacéutica, que no querría que se extienda un tratamiento barato y disponible inmediatamente. El profesor Didier Raoult no duda en sugerir esta hipótesis.
La hidroxicloroquina está a menudo en el centro de algunas de las teorías conspirativas que circulan por las redes.
¿Hidroxicloroquina si o no? Una división casi geopolítica
Con este nuevo giro dramático, está por ver cómo reaccionan los países que la han retirado.Francia, cuyo presidente Emmanuel Macron llegó a visitar al profesor Raoult personalmente, y otros países, como Italia, Egipto, Túnez, Colombia, Chile, El Salvador, Cabo Verde, Albania y Bosnia y Herzegovina, han suspendido la prescripción de HCQ a los pacientes de Covid-19. Sin embargo, en Italia todavía es posible administrarlo en ensayos clínicos.
Por su parte, Hungría ya no utiliza la molécula "para nuevos pacientes", mientras que continúa el tratamiento de "los que ya habían empezado a tomarla", según un portavoz del gobierno.
Algunos países ya habían dejado de recetar HCQ a los pacientes de Covid-19 antes del estudio. Suecia, que lo utilizaba en el hospital para tratar formas graves de la enfermedad, lo dejó a finales de abril después de que la Agencia Europea de Medicamentos recomendara que se utilizara sólo en ensayos clínicos.
El Gobierno de Alemania también considera que "los estudios actuales no permiten el tratamiento rutinario de los pacientes con Covid-19 con cloroquina o hidroxicloroquina en la actualidad, fuera de los ensayos clínicos".
Muchos países, por el contrario, elogian la eficacia de la hidroxicloroquina y no desean prescindir de ella.
Es el caso del Brasil, Argelia, Marruecos, Turquía, Jordania, Tailandia, Rumania, Portugal, Kenya, el Senegal, el Chad y el Congo-Brazzaville.
Rusia, Bahrein, Omán y los Emiratos Árabes Unidos tampoco han suspendido su uso por el momento. En el Irán, los mensajes recientes publicados en las redes sociales por los pacientes muestran que la molécula sigue prescribiéndose allí.
La India y Venezuela siguen utilizando la hidroxicloroquina con fines profilácticos (preventivos). Las autoridades sanitarias de la India afirman haber detectado "ningún efecto secundario importante".
Por su parte, Cuba sigue utilizando el HCQ, pero revisará sus protocolos para introducir precauciones adicionales.
En los Estados Unidos, la hidroxicloroquina sólo puede administrarse en principio a los pacientes de Covid-19 que se encuentran en el hospital, pero la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) advirtió ya en abril sobre el riesgo de arritmia cardíaca. El Presidente Donald Trump, un firme partidario de la molécula, aseguró que la estaba tomando diariamente como medida preventiva, antes de anunciar poco después de la publicación del estudio de Lancet que había dejado de tomarla.
Sin embargo, la Casa Blanca anunció el domingo que dos millones de dosis de hidroxicloroquina serían enviadas a Brasil para combatir el cornavirus.
En China, la cuna de la pandemia, el HCQ se sigue utilizando sólo en ensayos clínicos, pero su eficacia, considerada prometedora a principios de febrero por la Universidad de Wuhan, está siendo cuestionada por un renombrado hospital de Shanghai.
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