AnimaNaturalis.- Según la Estadística de Asuntos Taurinos publicada la semana pasada por el Ministerio de Cultura y Deporte, las corridas de toros bajaron el año pasado en España un 63,4% respecto a 2007, y un 6% respecto a 2018.
Desde 2008, coincidiendo con el inicio de la crisis económica, se ha ido produciendo un paulatino descenso de esos espectáculos.
La Comunidad de Madrid fue por primera vez en la serie histórica la región que más corridas de toros acogió (70 en 2019), al desbancar del primer puesto a Andalucía (65), que lo ocupó ininterrumpidamente entre 2003 y 2018. A estas comunidades les siguen Castilla-La Mancha (53) y Castilla y León (48).
Por el contrario, Canarias no albergó ninguna corrida de toros, lo que viene ocurriendo desde 1984, al igual que Ceuta, que no tiene coso taurino, y Cataluña, donde desde 2012 no se ha llevado a cabo ningún tipo festejo taurino en plaza de toros, gracias a la ILP Prou que logró prohibirlas. Pese a que en 2016 el Tribunal Constitucional levantó la prohibición a raiz de una denuncia del Partido Popular, los únicos toros que pisan Cataluña son los denominados "correbous", festejos populares sin muerte del animal y que quedaron regulados en 2010.
Las regiones o ciudades autónomas con menos corridas taurinas celebradas en 2019 fueron Baleares y Melilla (con 1), Galicia (2), Asturias (4), Cantabria (5) y La Rioja (6).
Caen los festejos taurinos en plazas
Por otro lado, los espectáculos taurinos en las plazas (corridas de toros, corridas de rejones, corridas mixtas, festejos mixtos, festivales con picadores y novilladas con picadores) también bajaron el año pasado al mínimo histórico en España, ya que se celebraron 1.425, lo que supone la cantidad más baja de la serie histórica y un 61% menos que en 2007, que ostenta el récord.Los datos oficiales reflejan que en 2003 se celebraron 1.947 festejos taurinos. El momento álgido se produjo en 2007, cuando hubo 3.651 festejos taurinos. A partir de entonces se ha producido una caída anual de estos espectáculos, salvo un ascenso en 2014, hasta llegar al mínimo de 1.425 en 2019, lo que significa un 61% menos que en 2007.
Por tipo de festejos celebrados el año pasado, hubo 349 corridas de toros (24,5%), 222 novilladas con picadores (15,6%), 198 festivales (13,9%), 146 festejos de rejones (10,2%) y 117 festejos mixtos (8,2%). Los restantes, que aglutinan un 27,6%, se reparten entre corridas mixtas con rejones, becerradas, novilladas sin picadores y toreo cómico.
Desde 2007 hasta 2019 se han producido descensos en todos los tipos de festejos taurinos (con caídas de entre un 90,6% del toreo cómico y un 41,6% de los festivales), excepto en las corridas mixtas con rejones, que se han casi cuadruplicado al pasar de 13 a 51.
Cuatro comunidades autónomas (Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid) concentraron el año pasado el 77,5% de los festejos taurinos.
También se reducen los festejos populares con toros
Los festejos populares con toros en los pueblos también han experimentado una reducción importante. Si en 2018 se organizaron 17.698 festejos entre encierros, toros embolados, toros ensogados, vaquillas y demás, en 2019 la cifra se redujo un 5%, quedando un total de 16.915, 783 festejos menos.En el caso de Cataluña, se mantiene el baile de cifras que da el Ministerio de Cultura con el que publica la Generalitat. Mientras el primero cifra en 66 el número de festejos populares celebrados, la Generalitat de Cataluña las cifra en 440, tras las reiteradas peticiones de transparencia y rigor por parte de AnimaNaturalis (258 encierros, tardes de vacas y vaquillas, 128 toros embolados y 54 toros ensogados).
¿Porqué siguen creciendo los profesionales inscritos?
Paradógicamente, y pese al descenso general de los festejos taurinos, las estadísticas del Gobierno muestran un año más un aumento del número de profesionales, ya que el año pasado había 9.993 inscritos, la cifra más alta jamás registrada (teniendo en cuenta la metodología desde 2018). Apenas un 2,5% de ese total son mujeres (245).Por categorías profesionales, el año pasado había inscritos 761 matadores de toros (7,6% del total), 2.672 novilleros con o sin picadores (26,7%) y 325 rejoneadores (3,3%).
El número de empresas ganaderas de reses de lidia inscritas el año pasado fue de 1.339 (dos más que en 2018), mientras que el de las escuelas taurinas registradas fue de 62 centros (igual que en 2018).
Tanto escuelas taurinas como ganaderías de toro bravo están fuertemente subvencionadas por las distintas administraciones. Ayuntamientos, Diputaciones provinciales y Comunidades Autónomas, reparten generosas cuantías de dinero público para fomentar la tauromaquia entre los más jóvenes, costeando en gran medida las escuelas taurinas. En cuanto a las ganaderías de toro bravo, reciben cada año sumas millonarias de subvenciones provenientes de las PAC y de ayudas incluidas en el ámbito de la agricultura y la ganadería de los propios gobiernos autonómicos.
Los ingresos provenientes de las ayudas de la PAC tienen una incidencia elevada sobre el total de los ingresos de las ganaderías. Hoy en día, estas explotaciones serían prácticamente inviables sin las ayudas de la PAC. Se estima que en 2018 unas 200 ganaderías recibieron un total de 130 millones de euros de este fondo europeo, una suma que se mantiene año tras año.
¿Pero qué son las PAC? De los grandes bloques de actuación que se mueven en la UE, el de la política agraria común (PAC) seguramente está entre los más importantes. Nació en los años 50, en unos tiempos en los que el abastecimiento alimentario no estaba garantizado y la agricultura había quedado devastada y paralizada por la Segunda Guerra Mundial. El acceso de las ayudas de las PAC para el sector taurino, constituye una clara violación del Convenio Europeo de protección de los animales en explotaciones ganaderas, que establece que los animales "no deben sufrir dolor, lesiones, miedo o ansiedad”.
El sector taurino se está reuniendo con todas las administraciones con tal de conseguir importantes inyecciones económicas a las ganaderías. Aquí te contamos la verdad que esconden, y lo habitual que es que manden toros y vacas al matadero, cada año.