En los días soleados, el Ródano tiñe la ciudad francesa de Lyon de un azul intenso, que se torna en plata en las noches de luna... Pero toda esa belleza se esfuma bajo la superficie del río, donde uno puede encontrar desechos de todo tipo. Este verano, una asociación de buceadores voluntarios ha decidido realizar patrullas todos los fines de semana para limpiar el lecho del Ródano y concienciar a la población.
"Si todos ponemos algo de nuestra parte, tendremos una mejor naturaleza, pues la fauna y la flora volverán a la ciudad", explica el buceador Cédric Ferreira.
A las diez de la mañana comienzan las primeras inmersiones y los resultados no tardan en emerger. La participación de pequeñas embarcaciones es fundamental.
"Los objetos que se encuentran en el lecho del río han sido localizados en primer lugar por los bomberos, para ayudar a los buzos a encontrarlos a profundidades que van de 7 a 17 metros. Un barco les ayuda a sacar del fondo los objetos más pesados", comenta Guillaume Petit, reportero de Euronews.
Y entre esos objetos pesados destacan las bicicletas: irónicamente, parte de la flota dispuesta por el Ayuntamiento para combatir la polución yace bajo las aguas del Ródano, y no siempre es fácil rescatarla.
"Aquí hay una veintena de bicicletas a entre 5 y 9 metros de profundidad, pero la corriente es fuerte y la visibilidad casi nula", explicaba uno de los voluntarios.
Según pasan las horas, una montaña de objetos sale a la superficie: bicicletas, patinetes eléctricos, cubos de basura, señales de tráfico... Los viandantes no dan crédito a lo que ven sus ojos.
"Es desolador, todavía hay gente que arroja patinetes eléctricos y carritos de compra al río, muestra una enorme falta de conciencia cívica", lamentaba un transeúnte.
Lionel Rard, el fundador de la asociación de buceadores Odysseus 3.1, reconoce que queda mucho trabajo por hacer.
"Lyon es una ciudad de agua. Tenemos un río, el Ródano, y un afluente. El Ródano es el segundo más grande del Mediterráneo tras el Nilo. Tenemos que protegerlo", sentencia.
Pero hay otros objetos, menos pesados y más dañinos que perjudican la biodiversidad del río: el Ródano, como otras vías fluviales europeas, se ha llenado de plástico... un veneno que se fragmenta en millones de partículas que tarde o temprano desembocan en el mar.
"Si todos ponemos algo de nuestra parte, tendremos una mejor naturaleza, pues la fauna y la flora volverán a la ciudad", explica el buceador Cédric Ferreira.
A las diez de la mañana comienzan las primeras inmersiones y los resultados no tardan en emerger. La participación de pequeñas embarcaciones es fundamental.
"Los objetos que se encuentran en el lecho del río han sido localizados en primer lugar por los bomberos, para ayudar a los buzos a encontrarlos a profundidades que van de 7 a 17 metros. Un barco les ayuda a sacar del fondo los objetos más pesados", comenta Guillaume Petit, reportero de Euronews.
Y entre esos objetos pesados destacan las bicicletas: irónicamente, parte de la flota dispuesta por el Ayuntamiento para combatir la polución yace bajo las aguas del Ródano, y no siempre es fácil rescatarla.
"Aquí hay una veintena de bicicletas a entre 5 y 9 metros de profundidad, pero la corriente es fuerte y la visibilidad casi nula", explicaba uno de los voluntarios.
Según pasan las horas, una montaña de objetos sale a la superficie: bicicletas, patinetes eléctricos, cubos de basura, señales de tráfico... Los viandantes no dan crédito a lo que ven sus ojos.
"Es desolador, todavía hay gente que arroja patinetes eléctricos y carritos de compra al río, muestra una enorme falta de conciencia cívica", lamentaba un transeúnte.
Lionel Rard, el fundador de la asociación de buceadores Odysseus 3.1, reconoce que queda mucho trabajo por hacer.
"Lyon es una ciudad de agua. Tenemos un río, el Ródano, y un afluente. El Ródano es el segundo más grande del Mediterráneo tras el Nilo. Tenemos que protegerlo", sentencia.
Pero hay otros objetos, menos pesados y más dañinos que perjudican la biodiversidad del río: el Ródano, como otras vías fluviales europeas, se ha llenado de plástico... un veneno que se fragmenta en millones de partículas que tarde o temprano desembocan en el mar.
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