Cristina Yuste.- La probabilidad de que la temperatura de uno de los próximos cinco años supere en al menos 1,5 grados los niveles preindustriales “es un hito más dentro de la escalada general al alza, pero lo realmente alarmante es el ascenso continuado de las temperaturas”, ha señalado a Efe José Ángel Núñez Mora, portavoz de la Aemet.
El informe también incide en que en el último período quinquenal, se han registrado los cinco años más cálidos de los que se tiene constancia y cree que en el período 2020-2024 la temperatura de prácticamente todas las regiones, salvo en partes de los océanos meridionales, será más cálida que en el pasado reciente.
Incremento de las tormentas
Otro de los aspectos destacados en el informe de la OMM es la probabilidad de un incremento de la actividad tormentosa en la Europa occidental.España es “climáticamente muy compleja” y las tormentas obedecen a diversos mecanismos, pero un incremento de los vientos del oeste, que son los que conducen los frentes atlánticos, implicaría un aumento de la actividad tormentosa en el oeste de la Península y Cantábrico, aunque no en el resto de regiones, ha explicado Nuñez Mora.
Emergencia climática
Para Greenpeace, este informe “pone de manifiesto el gran trabajo que nos queda por hacer y la necesidad de urgencia ante la emergencia climática”.En declaraciones a EFE, Tatiana Nuño, responsable de la campaña de Cambio Climático de la organización ecologista, ha recordado que España “es uno de los países más vulnerables frente al cambio climático de Europa” y por ello, “es fundamental aumentar la ambición climática a nivel nacional”.
En este sentido, Nuño ha instado a que el Ejecutivo se comprometa a aprobar un objetivo de reducción de las emisiones de CO2 del 55 por ciento en 2030 respecto a 1990 y alcanzar el cero neto en 2040 y ha recordado, que la temperatura en España “ha aumentado 0,3 grados cada década desde los años 60 y cinco de los seis años con temperaturas más altas desde 1965 se han registrado en esta última década”.
“El cambio climático se sigue acelerando y agrava la crisis a la que nos enfrentamos”, ha aseverado la portavoz de Greenpeace.
Efecto del confinamiento
Los pronósticos de la OMM no toman en consideración los cambios en los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero y de aerosoles fruto de las medidas de confinamiento por la pandemia de la COVID-19, pues dada la larga duración del dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, no se espera que el impacto de la caída de las emisiones este año produzca una reducción de las concentraciones de ese gas.Según el portavoz de la Agencia de Meteorología, “la fase de confinamiento y decrecimiento de las emisiones durante la COVID-19 es demasiado breve para producir un impacto significativo en las concentraciones de estos gases y, dentro de la evolución general, apenas se percibirá o aparecerá como un pequeño ruido local dentro de la tendencia general al alza”.
En la misma línea, Greenpeace incide en que, a pesar de que por la crisis del coronavirus las emisiones han caído, la cantidad de CO2 acumulada en la atmósfera es demasiado alta y alerta de que, pese a la reducción de las emisiones en algunos sectores como el transporte y el eléctrico, esta concentración sigue aumentando.
“Vivimos un momento único para asegurar que los planes para la recuperación económica tras la pandemia responden también a la emergencia climática”, ha subrayado Tatiana Nuño. EFEverde
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