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Tanto el sentido del olfato como el del gusto se pueden ver alterados total o parcialmente y adquieren denominaciones diferentes según su gravedad. Adriana Izquierdo, especialista en alergología y miembro de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), explica sus diferencias de la siguiente manera:
“Ambas alteraciones se pueden describir de forma cuantitativa -según la gravedad con la que se afecten estos sentidos-, o de forma cualitativa, es decir, la forma en la que identificamos esta pérdida de olfato o de gusto. Si una fresa, por ejemplo, nos sabe a limón, es una alteración cualitativa”, matiza.
Así, la pérdida completa de la capacidad olfativa se denomina anosmia, mientras cuando se trata de una alteración, se trata de hiposmia. Con el sentido del gusto ocurre lo mismo, y estos trastornos se conocen como ageusia e hipogeusia, respectivamente.
La especialista aporta además un dato bastante llamativo: “En un estudio multicéntrico realizado a nivel nacional hemos visto que a mayor pérdida del olfato y el gusto, los pacientes han requerido menor ingreso hospitalario; lo hemos visto sobre todo en pacientes jóvenes”, destaca.
Cerca del 5 % de la población padece anosmia (pérdida completa del olfato) según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Como explica la especialista en alergología, las causas son múltiples. “En escasas ocasiones puede ocurrir por una alteración congénita, es decir, pacientes que nacen con esta alteración de las células y no se dan cuenta hasta pasados unos años de vida”, expone Izquierdo.
La pérdida del gusto, en cambio, no suele producirse de forma aislada, sino que va relacionada, normalmente, con la pérdida de olfato. “Es muy raro que se altere el gusto sin que lo haga también el olfato“, advierte.
Añade, sin embargo, que son alteraciones que cuesta estudiar. “Esto no se hace en un ambulatorio, tiene que ser con un especialista muy entrenado en este ámbito”, afirma.
Con respecto a los tratamientos, cuando se trata de desinflamar la mucosa nasal se dan unos sprays intranasales que llevan corticoides. Sin embargo, si el problema es una poliposis nasal hay que valorar la posibilidad de hacer una cirugía.
Tanto el sentido del olfato como el del gusto se pueden ver alterados total o parcialmente y adquieren denominaciones diferentes según su gravedad. Adriana Izquierdo, especialista en alergología y miembro de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), explica sus diferencias de la siguiente manera:
“Ambas alteraciones se pueden describir de forma cuantitativa -según la gravedad con la que se afecten estos sentidos-, o de forma cualitativa, es decir, la forma en la que identificamos esta pérdida de olfato o de gusto. Si una fresa, por ejemplo, nos sabe a limón, es una alteración cualitativa”, matiza.
Así, la pérdida completa de la capacidad olfativa se denomina anosmia, mientras cuando se trata de una alteración, se trata de hiposmia. Con el sentido del gusto ocurre lo mismo, y estos trastornos se conocen como ageusia e hipogeusia, respectivamente.
¿Por qué perdemos el olfato y el gusto con la COVID-19?
Aunque está todavía en estudio, Izquierdo sostiene que estas alteraciones ya se han visto en otras infecciones virales como la gripe estacional. Estos trastornos pueden ocurrir por dos causas, o de forma combinada.“Puede ser un problema neurodegenerativo del epitelio, es decir, que se destruyan las células del olfato a nivel central; que haya una inflamación de la mucosa nasal; o ambas”.En el caso de la afectación por el coronavirus, enfermedad en la que es un síntoma determinante, la alteración se puede producir por cualquiera de estos dos motivos.
La especialista aporta además un dato bastante llamativo: “En un estudio multicéntrico realizado a nivel nacional hemos visto que a mayor pérdida del olfato y el gusto, los pacientes han requerido menor ingreso hospitalario; lo hemos visto sobre todo en pacientes jóvenes”, destaca.
Principales causas de la pérdida de olfato
EFE/Enrique de la OsaCerca del 5 % de la población padece anosmia (pérdida completa del olfato) según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Como explica la especialista en alergología, las causas son múltiples. “En escasas ocasiones puede ocurrir por una alteración congénita, es decir, pacientes que nacen con esta alteración de las células y no se dan cuenta hasta pasados unos años de vida”, expone Izquierdo.
“Pero el sentido del olfato también se puede ver dañado a lo largo de la vida por otras causas, como traumatismos craneoencefálicos o enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson, por ejemplo”, añade.Además también existen enfermedades inflamatorias de la mucosa sinusal, como la sinusitis crónica y la rinitis alérgica, que alteran el olfato de quienes las padecen.
La pérdida del gusto, en cambio, no suele producirse de forma aislada, sino que va relacionada, normalmente, con la pérdida de olfato. “Es muy raro que se altere el gusto sin que lo haga también el olfato“, advierte.
Problemas importantes a los que debemos prestar atención
“Son sentidos que hasta que no se pierden y eso afecta a nuestra calidad de vida, nos se les da la importancia que realmente tienen”, subraya la especialista.Destaca que el sentido del olfato nos ayuda a la hora de establecer relaciones interpersonales y nos alerta de situaciones de peligro como, por ejemplo, que un alimento está en mal estado o el olor del gas o a humo cuando hay un incendio.
Añade, sin embargo, que son alteraciones que cuesta estudiar. “Esto no se hace en un ambulatorio, tiene que ser con un especialista muy entrenado en este ámbito”, afirma.
¿Cuándo acudir al médico?
Izquierdo advierte de que siempre que notemos una alteración permanente del olfato o del gusto debemos acudir al médico para que nos derive al especialista.“En cuanto a la COVID -19, se ha visto en varios estudios que los pacientes han recuperado el gusto y el olfato a las dos semanas del diagnóstico”.Si pasan cuatro semanas y el paciente no lo recupera, se recomienda acudir a la consulta, ya que cuanto antes empecemos el entrenamiento olfatorio mejor será la respuesta al tratamiento.
Con respecto a los tratamientos, cuando se trata de desinflamar la mucosa nasal se dan unos sprays intranasales que llevan corticoides. Sin embargo, si el problema es una poliposis nasal hay que valorar la posibilidad de hacer una cirugía.
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